El Campo de Golf de Santa Cruz de Mudela, modelo de campo ecológico.


La práctica del golf se ha convertido en los últimos años en una importante fuente de ingresos para los sectores turístico e inmobiliario. Se calcula que unas 800.000 personas visitan cada año España para practicar este deporte en los casi 300 campos repartidos en todas las comunidades autónomas.

La legislación impone a estas instalaciones unas determinadas condiciones a fin de evitar posibles daños al medio ambiente. A pesar de ello, los grupos ecologistas consideran que los campos de golf producen un fuerte impacto ambiental porque ocupan grandes extensiones de terreno, conllevan la creación de nuevos núcleos urbanos, utilizan fertilizantes y plaguicidas poco ecológicos, y

especialmente, porque consumen grandes cantidades de agua, algo especialmente grave en un país con problemas de sequía. Según la organización conservacionista WWF/Adena, los campos de golf de la costa mediterránea constituyen un "riesgo medioambiental creciente": cada uno de ellos gasta el volumen de agua equivalente a una ciudad de 12.000 habitantes.

 

Por su parte, los defensores de estas instalaciones aseguran que no gastan agua potable, sino aguas residuales que reutilizan mediante una planta potabilizadora. Asimismo, algunos de estos

campos cuentan con modernas tecnologías para optimizar el consumo del agua.

Sin embargo, las organizaciones ecologistas critican que la utilización del agua potable de este tipo de instalaciones deportivas es generalizada. En este sentido, recuerdan la gran cantidad de denuncias de las Confederaciones Hidrológicas por abusos de canales subterráneos y aguas públicas, así como la lista de expedientes sancionadores por suministros ilegales y vulneración

de las restricciones de agua. Por ejemplo, según Greenpeace, 27 de los 29 campos de la Comunidad de Madrid han sido denunciados por no utilizar agua reciclada, y la Confederación Hidrológica del Tajo ha abierto expedientes sancionadores contra 10 de estos recintos.

 

A pesar de ello, los campos de golf siguen a pleno rendimiento, gracias a los grupos de presión inmobiliarios, según Ecologistas en Acción. En este sentido, la construcción de estas instalaciones se asocia cada vez más a grandes complejos urbanísticos, como reclamo para turistas con un mayor poder adquisitivo. Además, según esta organización ecologista, aunque utilizaran agua reciclada, seguirían constituyendo un despilfarro, puesto que este tipo de agua debería utilizarse en actividades más necesarias para todos los ciudadanos como la limpieza urbana, en la que se usa agua potable.

 

En cualquier caso, dado que los intereses económicos y el interés creciente por este deporte

llevan al mantenimiento y construcción de más campos de golf, algunos expertos reclaman que cumplan con una serie de requisitos mínimos, entre ellos que no vayan unidos a la construcción de complejos inmobiliarios, que consuman aguas recicladas, que se adapten sin causar daños al terreno y a la vegetación del lugar, que utilicen sistemas de riego y de drenaje eficientes para ahorrar agua, o que utilicen especies de césped así como fertilizantes y pesticidas ecológicos.

 

El Campo de Golf Mudela, localizado en el antiguo campo de aviación de Santa Cruz de Mudela, se riega únicamente con las aguas naturales de lluvia. La hierba de sus calles es natural y únicamente se le añaden pesticidas biológicos en casos puntuales pues ni siquiera necesita añadido de fertilizantes.

Tanto los greenes como los bunkers son de arena de río perfectamente integrada en el entorno natural.

La fauna natural de la zona se respeta de modo que se mantiene una importante población de aves que en épocas de apareamiento eligen este enclave para sus cortejos, siendo respetados y vigilados los anidamientos localizados dentro de los terrenos del campo. De igual modo es

habitual la observación de otros animales terrestres, conejos, liebres, topos, etc...

Por la particularidad del terreno, el Campo de Golf Mudela ofrece a los aficionados al golf un tipo de juego únicamente comparable al de los “links” sin que se haya tenido que modificar artificialmente ni su orografía ni su flora.